Tuesday, November 22, 2011

Derecho de peticion




Este es el derecho de peticion que enviamos a la Alcaldia Mayor, la CAR y al DAMA con el fin de solicitar informacion vital para una investigacion con respecto a la contaminacion y desbordamiento de rio bogota.

Sunday, November 20, 2011

Un rio de promesas


Profe esperamos que esta nueva entrada de el blog acerca de la contaminación del río bogota le agrade y tenga la oportunidad de leerla, solo se va a tardar 5 minutos y se dará cuenta que la información publicada no es excesiva o que sea copiar y pegar. Es la cantidad de información necesaria para documentar a los visitantes del blog sobre una problemática que nace con el mismo nacimiento de nuestra ciudad capital. La culpa no es solo de la industrialización de una ciudad que no estava, y no esta, preparada para el manejo de sus propios residuos sino también de una inmensa cantidad de administraciones de la ciudad que en sus campañas siempre utilizan el tema de la contaminación del río como eje central de su campaña prometiendo tomar acciones concretas en cuanto al saneamiento del río. Acciones que siempre quedan en promesas o en pequeños intentos como las plantas de tratamiento que se iban a construir para la purificación del río lo cual eliminaría por completo la problemática del río pero de dichas plantas (que se supone eran tres) solo existe una: La Planta de Tratamiento de Aguas Residuales El Salitre, la cual no funciona en su totalidad. Este tipo de situaciones (en mi opinión) son comunes en un país en el que la corrupción, los tramites, la mala utilización de poder publico y privado y la muy baja conciencia ciudadana que prevalece no solo en nuestra amada capital sino en nuestra bien llamada "patria boba".


Algo de el ¿por que?:

La Empresa de Acueducto de Bogotá, tal vez el principal depredador del río, al descargar directamente todas las aguas negras de la ciudad, sin el menor tratamiento. Desde los años 50, la empresa es consciente de pavorosos diagnósticos sobre la salud del río, sin que haya nunca buscado una solución integral para descontaminarlo.

En 1952, Franscisco Wiesner y sus ingenieros tenían claro que no bastaba con construir una red de acueducto y alcantarillado: era indispensable construir también un sistema de saneamiento básico. Pero mientras se decidían a echarlo a andar, la ciudad se expandió desordenadamente hacia el sur y el norte.


Juan Martin Caicedo Ferrer (Alcalde Bogotá 1990-1992) firmó el documento “Estrategia de manejo del río”, pactado entre la Nación y el Distrito para, otra vez, descontaminar el río Bogotá. Se dijo que se realizaría un estudio de impacto ambiental en la cuenca hidrográfica; que se diseñaría un programa de estímulos institucionales y fiscales para que las empresas hicieran inversiones de control de la contaminación; que se multaría a aquellas industrias que no cumplieran con las normas y acuerdos establecidos; que se recuperarían las condiciones biológicas de la cuenca; que, desde entonces, los planes de expansión de la ciudad serían armónicos con el plan de saneamiento del río; que se garantizarían las condiciones de drenaje adecuadas para controlar las inundaciones y permitir un mejor uso del suelo.


También se definió una participación del Banco Mundial con US$182 millones, más US$39 millones de crédito de proveedores y recursos propios de la Empresa de Acueducto y Alcantarillado de Bogotá (EAAB), para un total de US$388 millones. La millonaria de la inversión se hizo, pero pronto se agotaron los recursos. 


"Hoy es evidente que curtiembres y tintorerías informales vierten desechos, que los planes de drenaje apenas se inician y que los 26 municipios ribereños han sufrido graves inundaciones".

Jaime Castro, durante su mandato (1992–1994), pretendió seguir con los lineamientos de la administración anterior y solicitó el apoyo del Gobierno para financiar el proyecto de descontaminación, pero el Departamento Nacional de Planeación no lo apoyó, considerando que no existía una estrategia financiera clara.

En 1994, Castro otorgó una licitación para la descontaminación del río a una empresa francesa por un valor cercano a los US$90 millones. Pero durante la siguiente administración, de Antanas Mockus, el Distrito terminó con el contrato de manera unilateral y tuvo que pagar una millonaria compensación a los franceses.

Cuando se hizo evidente que la descontaminación del río requería un nuevo planteamiento, casi un siglo después de iniciados los primeros estudios, Mockus impulsó una modificación al Plan de Ordenamiento Territorial de Bogotá, para señalar que la solución definitiva era la construcción de tres plantas de tratamiento (El Salitre, Canoas y Tunjuelo).

Hoy, la realidad es que sólo funciona la Planta de Tratamiento de Aguas Residuales (PTAR) El Salitre y en la mitad de su rendimiento. La de Tunjuelo desapareció del proyecto sin mayor justificación y la de Canoas es incierta.

El proyecto ha sido controvertido por ambientalistas como Iván Darío Solano, arquitecto y líder independiente en el trabajo por el río, quien afirma que "hay que entender el afluente como ecosistema y no como línea y ver el problema a diversas escalas".

En vista de que la iniciativa de plantas de tratamiento no caminaba como debería y de la negligencia generalizada hacia el río, en 2005 el Tribunal Administrativo de Cundinamarca condenó a la Nación, al Distrito Capital, a Cundinamarca y a otras entidades por la catástrofe ecológica provocada en el recurso hídrico.

A causa de este fallo, la Corporación Autónoma Regional (CAR) de Cundinamarca y el Ministerio de Ambiente se comprometieron a desembolsar alrededor de $2 billones para levantar la PTAR Canoas, que pretende compensar la planta de El Salitre.

Pero fue en febrero de este año cuando la administración del suspendido alcalde Samuel Moreno hizo un acuerdo con la Nación, la Gobernación de Cundinamarca y la CAR para la financiación de la construcción de la PTAR Canoas fases I y II. El alcalde Moreno aseguró que era un gran avance ambiental, “ahora tendremos mejores condiciones, mejor agua, un parque lineal. La ciudad garantiza el 80% de los recursos…”. Los costos estimados de la planta son $1,6 billones y los de su estación elevadora $314 mil millones. Según el mandatario, la planta estaría lista en 2017 y representaría, por fin, la descontaminación del caudal.

Pero hoy se sabe que la obra ni siquiera está concebida en el Plan de Desarrollo de Soacha y que sus recursos están en duda. Es otra de las muchas promesas que pocos bogotanos creen.

A la Sabana de Bogotá hoy solo le quedan 700 hectáreas de humedales, cuando tenía 50 mil.


"Ahora nuevas promesas vuelven a lanzarse al agua. Los nuevos candidatos siguen prometiendo lo que la ciudad ha esperado durante más de un siglo: ver el río cristalino".

Los jarillones:
Fortalecer los jarillones es desconocer la dinámica del río. Si el río recibe más agua, pues sencillamente necesita más espacio. Si no estamos dispuestos a vivir bajo esta lógica elemental, podríamos probar otras ideas estúpidas como entubarlo hasta al mar, pero eso sí, sabiendo que algún día toda esa basura se devolvería sobre las ciudades costeras en inmensas olas de suciedad. Algo parecido se hizo durante la administración Peñalosa con el río San Francisco: algún día su cauce enterrado va a venir con tanta agua y tanta fuerza que inundará el centro de la ciudad.


El temor es que las voces de los aspirantes a la alcaldia de Bogota se sumen a otras tantas que se han ido por el caudal. La ciudad ha estado a la espera de una solución para el río desde hace más de un siglo. Cerca de $800 mil millones se han invertido en programas de descontaminación en las últimas dos décadas. Y hasta ahora el futuro del río se ve tan negro como sus aguas.